En los últimos meses, la ganadería intensiva, conocida popularmente como “macrogranjas”, se ha convertido en motivo de debate político y social, debido, entre otros, al impacto medioambiental que genera y a las pésimas condiciones de vida de los animales que se crían.
Las imágenes de cerdos, vacas o gallinas hacinadas, sin apenas centímetros de separación, poder moverse, ni salir al exterior en toda su vida ha calado en la sociedad, haciendo que demandemos cada vez más información sobre el origen de esa carne que consumimos.
Pero no solo los animales sufren las consecuencias de la ganadería intensiva: el suelo, el aire y las aguas cercanas a las “macrogranjas” son otros de los grandes perjudicados por la ingente producción de purines -excrementos- que los ecosistemas de su entorno son incapaces de asimilar.
Además, este tipo de actividad consume muchos recursos en forma de alimentos para los animales: maíz, soja, cereales..., agua y energía para su estabulación, engorde y transporte.
En el lado opuesto, se encontraría la ganadería extensiva que, en líneas generales, podría definirse como aquella en la que los animales se alimentan de pastos y no viven en lugares cerrados. A modo de imagen gráfica, y salvando las distancias, estaríamos hablando del tipo de granjas que encontramos en los cuentos infantiles.
La ganadería extensiva aprovecha los propios recursos del territorio, pastos y prados, que además son abonados por los propios animales, ayudando a mantener los agro ecosistemas naturales y la diversidad
Por último, pero igualmente importante, habrá que tener en cuenta la calidad de la carne, la leche o los huevos que se obtiene de una y otra. La producción intensiva busca obtener la mayor producción al menor precio, en detrimento de la calidad; mientras que la ganadería extensiva es justamente lo contrario. Pensemos si no, en unos cerdos criados en una finca, dehesa o monte al aire libre, comiendo y moviéndose con libertad, frente a su cría en una nave en la que están confinados y se alimentan con cebo.
Ganadería ecológica en La Rioja
La ganadería ecológica, biológica u orgánica promueve el uso responsable de la energía; el mantenimiento de la diversidad; la conservación del equilibrio biológico de los ecosistemas; la mejora de la fertilidad del suelo y el mantenimiento de la calidad del agua.
La cría ecológica de animales se asienta en el principio de fuerte vínculo entre los animales y el medio físico. Esta necesidad de vínculo con la tierra obliga a que los animales tengan acceso a zonas al aire libre y a que la alimentación sea ecológica, preferentemente producida en la propia explotación. Además se rige por disposiciones estrictas relativas al bienestar animal y al cuidado veterinario.
Por todo ello, la ganadería ecológica es respetuosa con nuestra salud, con la de los animales y con el medioambiente.
Exigencias de la ganadería ecológica
1. La principal exigencia para desarrollar la ganadería ecológica es cumplir el principio de complementariedad entre el suelo y los animales, por lo que se excluye la producción en establos cerrados (ganadería intensiva). Los animales disponen de espacio al aire libre y la densidad de animal por hectárea esté limitada.
2. Todos los animales criados en la misma granja deben cumplir las normas de producción ecológica.
3. Debe seleccionarse las razas que mejor se adapten al entorno y las más resistentes a las enfermedades.
4. En cuanto a la alimentación, debe hacerse con productos ecológicos, preferentemente producidos en la propia explotación.
5. Los cuidados veterinarios deben priorizar la prevención y, si se precisan tratamientos, debe darse preferencia a los naturales sobre los antibióticos.
6. Está prohibido el uso de sustancias destinadas a estimular el crecimiento, como las hormonas, y a controlar la reproducción.
7. Bienestar animal. Algunas prácticas como el corte de rabos, recorte de dientes y pico o el descuerne se emplearán únicamente por motivos de seguridad, higiene y salud. Está prohibido mantener los animales atados y se establecen normas muy precisas sobre las características que deben tener las instalaciones de cría. El transporte debe realizarse respetando el bienestar animal, de tal forma que el estrés sea mínimo.
En La Rioja, contamos con varios elaboradores de carne ecológica que son miembros de CPAER: Carnes y embutidos ecológicos Luis Gil, Cherky, Embutidos Alvic, Embutidos Bueyo, Industrias Cárnicas El Rasillo y la ganadería El encinar de Ocón.
El Consejo de la Producción Agraria Ecológica de La Rioja es la Autoridad de Control y Certificación de la Producción Ecológica en La Rioja, y órgano de gestión de la misma.
Entre sus funciones, además destacan la representación, comunicación y promoción de la producción agroalimentaria ecológica de La Rioja, de sus productos ecológicos y de sus métodos de producción.
Actualmente, más de 400 productores riojanos están adscritos al CPAER y trabajan para ofrecerte alimentos ricos, saludables, de aquí y que cuidan nuestro planeta.
Consumir productos ecológicos es bueno para ti, y para todos.